Se cuenta de un teniente que le dijo a su batallón: ‘Estoy buscando voluntarios.
Lo más probable es que fracasemos en la misión y que muchos de vosotros no regreséis.
El que esté interesado, que dé un paso adelante.’ Se miraron los unos a los otros,
y luego juntos dieron un paso hacia atrás, dejando a un “voluntario” despistado solo al frente.
Dios no busca “voluntarios forzosos”. Jesús dijo: “Si alguno quiere venir en pos de mí,
niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día…” (Lucas 9:23). Él quiere personas que
estén dispuestas a dejar su comodidad, que dejen de lado la expectativa de que
la vida va a ser como ellos quisieran, que sacrifiquen todo por gente que a lo mejor
nunca reconocerá lo que hicieron, y que paguen el precio para que los propósitos de
Dios sean cumplidos en la tierra. Y por si fuera poco, espera que hagamos eso “a diario”.
Cuando Jesús dijo: “El que no lleva su cruz… no puede ser mi discípulo” (Lucas 14:27),
no nos estaba pidiendo nada que Él mismo no hubiera hecho. Oswald Chambers comenta:
“Si estamos comprometidos con la causa de la humanidad, seremos aplastados y
quebrantados, pues muchas veces nos enfrentaremos a la ingratitud… Pero si nuestra
motivación es el amor a Dios, ninguna ingratitud nos impedirá servir a nuestro prójimo.
” Dijo el apóstol Juan: “En esto hemos conocido el amor, en que Él puso su vida por nosotros;
también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos” (1 Juan 3:16).
Entonces,¿Estás dispuesto a morir “cada día”? Si lo piensas bien, eso es más duro
que la muerte física, puesto que significa negarte a ti mismo y obedecer a Dios aun
cuando eso vaya en contra de tu instinto natural. ¡Pero a eso has sido llamado!
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